LAGUNA MELINCUÉ Un ojo de mar, termas, barros curativos, agua salada, casino, pesca, deportes acuáticos, y mucho más
Ubicada en la región pampeana, al Sur de la Provincia de
Santa Fe, el espejo de agua, sus islas y sus costas hacen de Laguna Melincué un
lugar con mucha magia y de encuentro.
Sus distintos paisajes generados por el color de sus
aguas, el viento, el amanecer, el atardecer, el sol radiante, la luna, el
cielo, las aves, las distintas temporadas, hacen que cada visita sea diferente,
el entorno de la laguna es para disfrutar a lo largo de todo el año.
Sus costas fueron habitadas por los Pueblos Originarios,
fue testigo de los tiempos de la conquista y la fundación de Melincué.
Reconocida internacionalmente desde principio del Siglo XX por sus playas,
distinguida por ser un humedal de biodiversidad de aves, La Laguna Melincué es un verdadero atractivo natural.
Revelar sus secretos, es encontrarse con uno mismo, el
encanto crece con la posibilidad de elegir que hacer en cada cita. La laguna y
su geografía, ofrece la alternativa de los deportes, la navegación, la
contemplación, el ocio, la recreación, la diversión y la oportunidad de estar
en contacto directo con la naturaleza cerca de la civilización. Melincué es el
lugar para tu estadía.
Identificada con la deslumbrante Laguna de Melincué, la
ciudad homónima se emplaza en el sur de la provincia de Santa Fe, en el
departamento General López. Tranquila, cautivante y dueña de una amplia gama de
posibilidades, renace a la vida respaldada por un reluciente Casino.
Melincué, es una localidad del sur de la Provincia
de Santa Fe, República Argentina. Es la cabecera del Departamento General
López. Dista 120 km de Rosario y 290 km de la
ciudad de Santa Fe. Se encuentra a la vera de la RP 90. La Comuna fue
creada el 3 de septiembre de 1886 (128 años).
LEYENDA FOLCLÓRICA SOBRE EL ORIGEN DE LA CIUDAD
Cuenta la historia que sobre la laguna vivían, en
la Toldería Mayor, el Gran Cacique Melín, junto con su
mujer Nube Azul y su hijo Cué; que los tres se amaban por sobre todas las
cosas, y que ella defendía y cuidaba a su hombre del cual estaba perdidamente
enamorada. Tanto lo amaba Nube Azul, que cuando él salía de excursiones, ella
no hablaba con nadie hasta que regresara, y que durante todo ese tiempo, sus
ojos derramaban lágrimas que, ella decía, sólo eran de dolor y de amor. En una
de las excursiones realizadas por el ejército, un grupo de indios Ranqueles,
liderados por el cacique Melín, fue emboscado a la orilla de la gran laguna y
aniquilado.
A la matanza sólo sobrevivió su esposa, quien huyó en su
caballo, un tordillo brioso e inteligente que la llevó mal herida hasta una de
las islas de la laguna. Ahí la mujer, aterida de dolor y furiosa por la muerte
de su hombre y de Cué, el hijo de ambos, maldijo a los blancos antes de morir.
En su agonía, y llamando al lugar Melincué, por su hombre y su hijo, le deseó
al pueblo que las aguas de la laguna crecieran y, que de a poco, fueran tapando
con sus olas todo el lugar. Y el agua creció, creció tanto que anegó campos y
llegó al pueblo y se apoderó de él durante varios años, haciendo que sus
moradores vivieran en un continuo estado de alerta.
El ejido quedó bajo las aguas, y miles
de hectáreas quedaron estériles, pues la altura de la laguna, ya
transformada en lago, las fue anegando pausada pero efectivamente. Los
moradores más antiguos aseguran que, en noches de lluvia, el espíritu de la
india sopla y sopla para que el agua llegue al pueblo. Y dicen también que
hasta que no haya un acto de desagravio por tamaña matanza, su espíritu lleno
de furia, dolor y amor por su familia y su pueblo seguirá rondando, y los males
no cesarán de llegar sobre la población y el espejo de
agua[cita requerida].
En Paraguay, en el Idioma
guaraní, cué significa "Lugar que perteneció a alguien",
como Zeballos Cué y Antebicué, que pertenecían a Zeballos y a Antebi, por lo
tanto se cree que Melincué significa "El lugar que perteneció a
Melín". El idioma de los indios guaraníes era muy utilizado en
el Virreinato del Plata, y en ese entonces era hablado tanto en Asunción como
en el puerto de Buenos aires, lugares en donde la cultura guaraní dejó un
gran legado con la introducción de layerba mate, la bebida guaraní por
excelencia.
Corría el siglo XIX cuando, situado a orillas de la
laguna, el poblado creció dinámico y pujante al compás de la multitud de
personas que llegaban para combatir en sus aguas saladas las dolencias
reumáticas y los embates del verano pampeano. No obstante, la imprevisible e
indominable Melincué, repentinamente arrasó con todo lo que halló a su paso,
dejando sólo ruinas.
A principio de los años 1930, con la máxima bajante
cíclica, una compañía construyó un majestuoso hotel sobre una de las seis islas
naturales de la laguna (cubiertas desde 1980 por 2 m de agua) y lo comunicó con
la costa mediante un espigón. La obra era la más importante dentro de una serie
de construcciones que conformaban el balneario, único complejo turístico de la
zona. Rápidamente la fama de Melincué y su laguna crecieron; eran años de
bonanza y prosperidad, en los que llegaban turistas de todo el país. Fue,
coincidentemente, en 1933 –año de inauguración del lujoso hotel– cuando la
laguna dio su primer aviso. El aumento ese año del régimen pluvial provocó el
desborde, y el agua ingresó al pueblo.
Ahora, debido a las obras hídricas efectuadas sobre la
laguna por el gobierno provincial, y gracias a las inversiones concretadas en
el Casino & Resort Melincué, la ciudad renueva las esperanzas de volver a
ser un polo turístico progresista y codiciado. Desagote, limpieza y contención
del nivel de la laguna; reacondicionamiento de las vías de acceso; construcción
de un encantador hotel cuya vista recoge el curso de agua y los alrededores;
fueron algunas de las tareas previas al relanzamiento de Melincué como destino.
Es que la Laguna de Melincué contiene en sus 12.000
hectáreas de extensión aguas de inimaginables propiedades curativas, y barros
ideales para tratamientos faciales, de belleza y relajación muscular, que han
llevado a la Cámara de Senadores de Santa Fe a declarar a la ciudad Capital del
Turismo Termal.
Majestuoso espejo de agua de 12.000 hectáreas y entorno
deslumbrante, la Laguna de Melincué y sus milagrosas cualidades curativas eran
un atrayente para los viajeros ya en el Siglo XIX. Más aún en la actualidad,
respaldada científicamente por la Sociedad Argentina de Estudios Termales,
declarada Capital del Turismo Termal por la Cámara de Senadores de la
provincia, y controlados sus ímpetus destructivos con adecuadas obras hídricas,
Melincué vuelve a la vida más preparada que nunca.
Melincué tiende ante los visitantes su laguna natural de
aguas y barros terapéuticos llevando al máximo la sensación de serenidad y
placer. Aguas termales indicadas especialmente para el alivio de afecciones
reumáticas; barros minerales ideales para tratamientos de belleza y relajación,
constituyen su propuesta central sin agotar sus atractivos.
Spa Integral perfectamente acondicionado de modo de
permitir al turista la desconexión con la rutina diaria; y áreas deportivas y
náuticas para aquellos que prefieran incluir un poco de adrenalina en medio de
tanta tranquilidad, hacen a la perfección total de la oferta saludable de
Melincué.
Melincué Casino & Resort
En septiembre de 2007, queda oficialmente inaugurado el
primer casino legalmente habilitado en la historia de la provincia de Santa Fe.
El emprendimiento es copropiedad de la empresa argentina Boldt y la compañía
catalana Inverama.
Iba con mi abuela en carácter de acompañante!!!!
ResponderEliminarMuy lindo lugar
ResponderEliminarSolo pasé, ya pronto iré a conocer bien, me intrigó.
ResponderEliminarFui hoy a conocer, hermoso lugar...
ResponderEliminar