LOBOS: LAGUNA, PESCA, CASTILLOS, CASA NATAL DE PERON Y MUCHO MAS
Lobos,
ya bicentenaria ciudad, toma su nombre de la laguna homónima, laguna en la que
el sacerdote jesuita Thomas Falkner, viajero que integró la primera Misión
Jesuita que exploró la región, comprobó la existencia de numerosas colonias de
nutrias a las que denominó "lobos de río"
En las primeras décadas del siglo XVIII, los malones se acercaban peligrosamente a los centros poblados próximos a Buenos Aires, lo que determinó al Cabildo a extender el sistema defensivo que los protegía de tales incursiones indígenas. El Virrey José de Vértiz y Salcedo decidió, entonces, establecer una nueva línea de frontera interior, y fundó para ello una línea de fortines de la que Lobos formó parte. En 1779 se concluye la construcción del Fortín "San Pedro de los Lobos" ubicado frente a la costa de la laguna y en las adyacencias de la desembocadura del arroyo "Las Garzas". Esta guarnición, en la "yacente inmensidad, virgen llanura, desierto pajonal" como lo define el poeta Carlos Argentino Lobos, tenía la misión de vigilar y contener a los malones.
La
ciudad de Lobos, fue fundada el 2 de junio de 1802. Don José Salgado y su
esposa Pascuala Rivas de Salgado, quienes habían recibido, hacia fines del año
1800, unas tierras en donación para ser colonizadas, comisionaron la
construcción de una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, en
el sitio donde actualmente se halla la Iglesia homónima.
La frontera interior continuó expandiéndose y en Lobos se instalaron diversas casas comerciales, pulperías, tiendas, platerías etc. Hacia fines de siglo, el partido y las distintas localidades que lo conforman, quedaron comunicados por el ferrocarril cuyo tendido atrajo a gran cantidad de pobladores originando nuevos emprendimientos industriales y comerciales.
Un recorrido por las calles de Lobos nos acercará a no sólo a su propia historia, sino a la de nuestro país. En esta tierras de mitos y realidades, el pasado se materializa cotidianamente. En una mañana soleada podemos visitar el sitio en donde el Sargento Chirino mató a Juan Moreira o conocer la pulpería donde Leonardo Favio filmó la película basada en la vida del famoso gaucho.
No se puede pasar por Lobos sin conocer la casa natal de Perón, transformada hoy en el Museo "Juan Domingo Perón" en el que se podrán conocer aspectos de la vida del varias veces presidente argentino.
La frontera interior continuó expandiéndose y en Lobos se instalaron diversas casas comerciales, pulperías, tiendas, platerías etc. Hacia fines de siglo, el partido y las distintas localidades que lo conforman, quedaron comunicados por el ferrocarril cuyo tendido atrajo a gran cantidad de pobladores originando nuevos emprendimientos industriales y comerciales.
Un recorrido por las calles de Lobos nos acercará a no sólo a su propia historia, sino a la de nuestro país. En esta tierras de mitos y realidades, el pasado se materializa cotidianamente. En una mañana soleada podemos visitar el sitio en donde el Sargento Chirino mató a Juan Moreira o conocer la pulpería donde Leonardo Favio filmó la película basada en la vida del famoso gaucho.
No se puede pasar por Lobos sin conocer la casa natal de Perón, transformada hoy en el Museo "Juan Domingo Perón" en el que se podrán conocer aspectos de la vida del varias veces presidente argentino.
El
partido de Lobos rodeado de la inmensidad de la llanura pampeana, ese feraz
océano de tierra y praderas que se extiende mucho mas allá del horizonte de nuestra
mirada, encierra innumerables atractivos.
Lobos,
un pago de buena gente,
como nos dice Benito Lynch en "El romance de un gaucho", es el sitio
de donde una partida policial mató a Juan Moreira (ver Juan Moreira en esta
sección), acción que Jorge Luis Borges narra en "La noche de los
dones"; es también el lugar de nacimiento de Juan Domingo Perón, un hombre
que signaría la historia argentina durante la segunda mitad del siglo XX, cuya
vida ha sido reconstruída por, entre otros, Tomás Eloy Martínez, en
"La Novela de Perón".
Estos hechos por su trascendencia han eclipsado en parte otros aspectos de esta localidad bicentenaria, donde la paz y tranquilidad, como lo infiere Julio Cortázar en su cuento "Sobremesa", son algunas de sus características mas notables.
Durante el siglo XIX se instalaron diversos establecimientos agropecuarios y se afincaron familias de distintas etnias que con su dedicación y trabajo participaron en la creación de la riqueza y del espíritu lobense. Surgieron importantes estancias en las que se erigieron destacadas construcciones que rescatan con su arquitectura nuestro pasado colonial y el eclecticismo reinante hacia fines del siglo XIX y principios del XX, en el período denominado la "Belle Epoque" cuando los argentinos de regreso de París, construían palacetes y castillos.
El tendido de las líneas de ferrocarril y la instalación de una serie de estaciones produjo una serie de nuevas urbanizaciones y un notable crecimiento demográfico de la zona. Esto trajo aparejada una serie de necesidades sociales y de esparcimiento. Bajo este impulso surgieron varias instituciones deportivas, tal como el Lobos Athletic Club, fundado en 1892 por un grupo de vecinos del pueblo y del campo, convirtiéndose en el primer club de fútbol de la campaña bonaerense. No es exagerado sostener que Lobos tuvo parte importante en la difusión de nuestro deporte nacional. Luego con el paso de tiempo otros deportes captarían adherentes: el rugby, el golf, la aviación, el paracaidismo y la pesca deportiva, el hockey, entre muchas otras actividades deportivas. El polo tiene también una historia fundacional. En 1938 se fundó el club "La Espadaña" que al no disponer de una sede propia jugaba los torneos y partidos amistosos en distintas estancias: La Espadaña, El Recodo, Los Milagros, La Concepción y El Amparo.
Lobos nos ofrece un abanico de posibilidades turísticas: estancias con cascos imponentes, clubes deportivos, antiguas estaciones de ferrocarril, viejos almacenes de campaña, el paisaje y la fauna de la llanura pampeana; la oportunidad de establecer un nexo entre pasado y el presente, mientras difrutamos un día de campo en contacto con la naturaleza.
Estos hechos por su trascendencia han eclipsado en parte otros aspectos de esta localidad bicentenaria, donde la paz y tranquilidad, como lo infiere Julio Cortázar en su cuento "Sobremesa", son algunas de sus características mas notables.
Durante el siglo XIX se instalaron diversos establecimientos agropecuarios y se afincaron familias de distintas etnias que con su dedicación y trabajo participaron en la creación de la riqueza y del espíritu lobense. Surgieron importantes estancias en las que se erigieron destacadas construcciones que rescatan con su arquitectura nuestro pasado colonial y el eclecticismo reinante hacia fines del siglo XIX y principios del XX, en el período denominado la "Belle Epoque" cuando los argentinos de regreso de París, construían palacetes y castillos.
El tendido de las líneas de ferrocarril y la instalación de una serie de estaciones produjo una serie de nuevas urbanizaciones y un notable crecimiento demográfico de la zona. Esto trajo aparejada una serie de necesidades sociales y de esparcimiento. Bajo este impulso surgieron varias instituciones deportivas, tal como el Lobos Athletic Club, fundado en 1892 por un grupo de vecinos del pueblo y del campo, convirtiéndose en el primer club de fútbol de la campaña bonaerense. No es exagerado sostener que Lobos tuvo parte importante en la difusión de nuestro deporte nacional. Luego con el paso de tiempo otros deportes captarían adherentes: el rugby, el golf, la aviación, el paracaidismo y la pesca deportiva, el hockey, entre muchas otras actividades deportivas. El polo tiene también una historia fundacional. En 1938 se fundó el club "La Espadaña" que al no disponer de una sede propia jugaba los torneos y partidos amistosos en distintas estancias: La Espadaña, El Recodo, Los Milagros, La Concepción y El Amparo.
Lobos nos ofrece un abanico de posibilidades turísticas: estancias con cascos imponentes, clubes deportivos, antiguas estaciones de ferrocarril, viejos almacenes de campaña, el paisaje y la fauna de la llanura pampeana; la oportunidad de establecer un nexo entre pasado y el presente, mientras difrutamos un día de campo en contacto con la naturaleza.
Laguna de Lobos
El Partido de Lobos
por pertenecer a la región de la Cuenca Deprimida del Río Salado, está surcado
por algunos arroyos y posee varias lagunas.
La Laguna de Lobos constituye
uno de los principales atractivos turísticos de gran valor recreativo y
deportivo de la zona.
Su acceso se localiza
sobre la ruta 205, en el Km 111,5, luego se continua por un camino secundario
pavimentado y señalizado, por el cual se transita 4 km.
En su ingreso se
puede obtener variedad de artículos regionales, productos elaborados en forma
caseras y disfrutar de una excelente gastronomía en el restaurante de campo “
El Tatú”.
La laguna esta
enmarcada por una zona de abundante vegetación con gran variedad de aves
silvestres y acuáticas. Se trata de una cubeta natural de 800 has. con una
profundidad media de 1,70 metros. Posee una rica fauna ictícola (pejerreyes,
dentudos, tarariras, bagres y carpas ).
Cuenta con variado y cómodo equipamiento para el
visitante, brindados por numerosas entidades que cuentan con importantes
instalaciones, tales como bungalows; muelle; parcelas para acampar con mesas,
bancos y parrillas; alquiler de casillas, botes, motores, bicicletas de agua;
venta de artículos para la pesca, restaurante, proveeeduría, juegos para niños,
sanitarios con duchas y agua caliente.
Sobre la avenida costanera también se pueden
encontrar con diferentes modalidades de alojamientos, entre ellos: hosterías,
habitaciones y bungalows como así también proveedurías y venta de diferentes artículos.
Gracias a este recurso natural, son varias las
actividades en contacto con la naturaleza y las actividades de pesca y de
practica de deportes náuticos que se pueden desarrollar, tales como: windsurf,
remo, canotaje y motonáutica(diciembre a marzo), entre otras.
Cabe destacar que
en los alrededores de la misma hay una gran cantidad de casas particulares, en
especial de fin de semana. También en sus márgenes se localizan dos zonas de
residencia extraurbana: Villa Loguercio y Bahía de los Lobos.
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