MAR DEL SUD
Mar
del Sur es uno de los balnearios marítimos más "ancianos" . Fue
fundado con el nombre “Boulevard Atlántico”, también llamada Mar del Sur, es
una localidad del Partido de General Alvarado, de la Provincia de Buenos
Aires
Se
encuentra ubicado a 17 km al sur de la ciudad de Miramar (Partido de General
Alvarado), entre el Arroyo La Tigra y el Arroyo La Carolina. Está conectado por
el tramo final de la ruta provincial RP 11, y sólo posee una calle pavimentada
(la Avenida 100).
Es
una villa veraniega de playas extensas y médanos. Su característica principal
es la tranquilidad y la vida sencilla. Es un lugar ideal para descansar y
disfrutar en familia.
Los
visitantes pueden realizar diversas actividades, como pesca, cabalgatas, paseos
en bicicleta y deportes acuáticos.
Ingresar
a esta villa veraniega de playas extensas y terrenos agrestes fue siempre una
proeza. El camino, de barro y arena, hacía que los autos se enterraran, a pesar
de lo cual eran muchos los adeptos que deseaban vencer ese escollo para dar con
un lugar paradisíaco.
La
planta urbana original data de 1931, año en que se construyó una hostería en la
avenida principal, que en la actualidad es la única que está asfaltada. Recién
con la pavimentación de la ruta de ingreso, el pueblo comenzó a ser visitado en
forma masiva.
Siendo
una zona de mar abierto, se habilitaron escolleras para evitar que la arena
fuera socavada por las fuertes olas. Se preservaron así las playas y se amplió
la oferta hotelera y de camping.
E
l
viejo Boulevard Atlantic Hotel, que estuviera abandonado por décadas, será
restaurado y puesto en valor como muestra de una época de gloria pasada.
A
cuatro kilómetros, se encuentra el segundo conglomerado urbano: Rocas Negras.
Su nombre deriva de una formación rocosa considerada espigón hacia el mar,
cubierta de caracoles de ese color, donde se construyeron residencias muy
modernas prácticamente en la playa.
En
cuanto a sus zonas de pesca, sobre el mar se tira la caña en El Remando, Rocas
Negras, Punta de Pérez y Ocho Pajas. La pesca es variada, depende de las mareas
y de la posibilidad de embarcarse para la obtención de piezas más importantes.
En la laguna la Ballenera, de agua dulce, el pique da lugar a la obtención de
pejerreyes y dientudos, de acuerdo con la temporada.
La
más llamativa tal vez sea ese hotel descomunal, el Boulevard Atlántico, que
sobresale por encima de las casas y resiste con porfía el paso del tiempo.
También está su propietario, un personaje que alguna vez interpretó a Drácula
en el cine y que hoy vive casi atrincherado en esa mole de aires surrealistas y
bellamente anacrónicos.
Pero
hay otras: una Virgencita a la que, entre otras ofrendas, se le dejan ojotas;
una casa totalmente recubierta de caracoles (su dueño, un jubilado ferroviario de
origen alemán, tardó 12 años en completar la obra); un bulevar de palmeras que
se adaptaron al frío, aunque quedaron medio enclenques, o una irlandesa como
Jacinta Deignan comiendo strogonoff en Makarska, el restaurante croata del
pueblo (y prácticamente el único en el lugar, a decir verdad).
Mar
del Sur tiene sus paisajes secretos: el Remanso, zona de pescadores y aguas
turbulentas donde no hay que nadar pues el mar te lleva con él y no te
devuelve; Rocas Negras, que es una escollera natural de piedras que se adentra
300 metros en el mar y donde se pueden capturar cangrejos y calamares, además
de observar pequeños paisajes en miniatura, maquetas de paraísos marinos que
tal vez estén proyectándose allí para otras eras. Una laguna donde se puede
acampar, que desemboca en el mar a través de un arroyo que tiene una cascada.
Caminos de campo, caminatas de playa que no tienen fin, salvo que uno se anime
a ir hacia ese otro lugar extraordinariamente solitario que se llama Centinela
del Mar -sobre el que habría que hacer un documental-, que queda a 35
kilómetros al sur de Mar del Sur.
Así
es Mar del Sur.
El
Boulevard Atlántico fue edificado en 1886, por alemanes y argentinos agrupados
en un banco de La Plata. Pero apenas estuvo terminado estalló la crisis del 90,
el banco quebró, el esperado ferrocarril nunca llegó y el hotel quedó a la
deriva. Lo siguiente podría inspirar decenas de libros y películas (el cineasta
Mariano Llinás ya realizó aquíBalnearios ). En 120 años, la mole neoclásica
resistió tornados y diluvios, sufrió un incendio y saqueos, pasó del esplendor
a la decadencia. Alojó desde inmigrantes judíos que en 1891 llegaron en el
vapor Pampa hasta elegantes huéspedes que venían en carruajes desde Miramar. El
semanario italiano Oggi incluso desliza que allí se refugió Hitler,
cuando la derrota alemana era inminente.
En
1972, luego de pasar por varias manos, Eduardo Gamba, asiduo veraneante y actor
amateur (dice que hizo de Drácula en Penumbras y actuó en La
Fierecilla Domada yRecuerdos del pasado ), compró el hotel, que
funcionó a pleno hasta 1993, cuando fue usurpado por un grupo de
contrabandistas. Su dueño pudo recuperarlo cuatro años más tarde, cuando ya se
había venido abajo. Hoy, entre paredes desvencijadas, motos en la cocina y
gatos flacuchos, sólo vive Gamba, el hombre que sueña con alguna inversión que
rescate al gigante del olvido y la vergüenza. "Pero si el hotel se hunde,
yo me hundo con él", sentencia.
Situado
el hotel Boulevard Atlántico a metros del mar, sus dos plantas, fachada e
interior de estilo europeo y clara simetría marcaron una intención de hacer de
ese balneario algo exclusivo. Ni siquiera existía un poblado, iglesia o
autoridades en ese punto del mapa y recién en 1911 el hotel complementó la habilitación
de sus 90 habitaciones y recibió público en general. Se habilitaron entonces su
salón de baile, de cine y ruleta.
El
hotel sufrió muchas vicisitudes de todo tipo: el continuo avance de la arena
sobre edificio, la quiebra de sus constructores, un incendio y una gestión
fallida para que las vías férreas llegaran a sus cercanías. Allá por 1930 el
pueblo fue naciendo de a poco, sin tener en cuenta su primer edificio hotelero.
Luego
de su recuperación, durante la década transcurrida entre 1983 y 1993, el
Boulevard Atlántico tuvo su tiempo de auge. A partir de ese momento fue
usurpado y tuvo que intervenir la justicia, dadas las acciones que allí se
llevaron adelante. A ello se sumó la voladura de los techos por un tornado.
Desde
1998 los dueños vienen estudiando la posibilidad de restaurarlo, tarea que no
ha sido fácil. Hasta nuestros días no se ha podido llevar a cabo dado lo
costoso que resulta restablecer cada una de sus estructuras deterioradas.
Como
muestra de su presencia fantasmagórica, una película argentina de ficción paseó
sus personajes vampíricos entre sus vigas y paredes destartaladas.
Declarado
Monumento Histórico Municipal, de haberse preservado sería una evidencia clara
del glamour que imperaba hacia fines del siglo XIX en parte de la sociedad
argentina. Ponerlo en valor significaría para Mar del Sur recordar aquel mito
que fuera el Boulevard Atlántico, uno de los tres hoteles más suntuosos de su
época.
Rocas
Negras
A
unos 2 kilómetros del Arroyo La Tigra y de la avenida principal del pueblo, por
un camino a cuyos lados aparecen hermosas casas de veraneo, se encuentra uno de
los lugares típicos del litoral del Partido: Rocas Negras.
Este
lugar debe su nombre al color de las rocas, las cuales llevan incrustadas una
infinidad de mejillones, lo que provoca esa particular coloración. Es un sitio
de características muy particulares y uno de los lugares de pesca preferidos
por los pescadores locales.
Se
forman aqui pequeñas ollas, que se alimentan de vertientes de agua dulce, que
brotan de las rocas, se dice que estas condiciones brindan un hábitat propicio
para el desarrollo del famoso caballito de mar, y que es habitual verlos entra
las rocas del lugar.